Un nuevo líder socialista mundial.

Por:

Fabián Fernández Ureña.

Militante de la JVC.

En los pueblos del mundo hay una naciente y generalizada admiración por el modo de vivir y por la gobernanza de China. Este sentimiento es, como todo, un producto histórico.

Fueron necesarios grandes fracasos y sacrificios del movimiento proletario y democrático para la victoria del Partido Comunista y la fundación de la República Popular que conmemoramos el 1ero de Octubre. Otros tantos fracasos y victorias les siguieron una vez China se desembarazó del imperialismo y recuperó su lugar en Asia como una potencia regional.

Después de la Revolución, la reforma y apertura, y recientemente con las campañas de eliminación de la pobreza extrema, anticorrupción y cuidado del medio ambiente, China hoy es una nación que por sus éxitos invoca el espíritu de la emulación en todo el campo socialista mundial.

Mientras China avanza hacia su segundo objetivo centenario “construir una gran nación socialista moderna”, tras haber cumplido el primero: “alcanzar una sociedad moderadamente próspera”, nadie duda de la fuerza imparable de China. Una fuerza que surge de la adaptación del marxismo a la realidad china, fundamentada en la búsqueda de la verdad a partir de los hechos.

La historia de la comunidad china en Costa Rica ha sido del trabajo duro de comerciantes y tenderos, quienes no solo han tenido que enfrentar los desafíos comerciales, sino también la discriminación por su procedencia. Sin embargo, con los grandes cambios que ha efectuado China en su país y con la influencia positiva que ejerce el pueblo chino en el exterior, cada vez somos más en el pueblo mestizo de Costa Rica los que nos enorgullecemos de nuestra genealogía china.